jueves, 24 de marzo de 2011

¿Casualidades de la vida?
























Navegando por intenné, me he encontrado en el feisbu las fotos de las I Jornadas por la Innovación y la Creatividad 3.0 Guadalinfo en Sevilla, celebradas en Diciembre de 2010 y con este superhéroe guadalinfero como protagonista.
Teniendo en cuenta que mi caricatura como Superdinamizador la creé en Mayo de 2010... ¿Debo pensar que se trata de una simple casualidad? ¿creéis que me debería quejar a la SGAE por plagio? ¿La web 2.0 está desembocando en la conexión neuronal entre la comunidad guadalinfera, hasta tal punto de haber desembocado en la Inteligencia Colectiva que Henry Lévi-Strauss vaticinara años ha?

En todo caso, ni el mío necesita enmascararse, ni el otro lleva unos slips tan coquetos como el mío, ¿qué os parece?


Mientras tanto, en un lugar del ciberespacio...

miércoles, 16 de marzo de 2011

La dichosa carta

Todos nuestros ayuntamientos han recibido una carta cuyo párrafo protagonista no es otro que aquel que "invita" a establecer el compromiso de apertura de los centros Guadalinfo los fines de semana, así como la persona que el alcalde determine, para que se ocupe del centro ese par de días.

Supongo que esa determinación de personal (que así leído suena a "elija usted a dedo a quién quiere colocar en nuestra empresa) será explicada con posterioridad por nuestros sufridos dinamizadores territoriales, a los cuales, para qué nos vamos a engañar, les ha caido una buena a la hora de ponerse a explicar esta movida a los afectados en este asunto, nosotros los dinamizadores locales y, también, los ayuntamientos, en principio sorprendidos (algunos hasta asustados) por las austeras comunicaciones epistolares del consorcio en cuanto a explicaciones concretas, y acongojados por la idea de tener que desembolsar dinero extra con las arcas municipales mermadas hasta los posos.

¿No quieren que hagamos actividades de dinamización fuera del centro? Tal vez sea el momento de programar esas actividades los fines de semana... En fin, como no tenía demasiado tiempo, acabo de hacer este cutrecómic en el que muestro lo que opino en este instante del asunto. A lo mejor dentro de media hora opino otra cosa distinta!!!



lunes, 7 de marzo de 2011

EL LIMBO SOCIAL

Desde que comenzaron a aparecer las Redes Sociales, millones de personas las hemos utilizado como vehículo para establecer contactos con otras personas, compartir información pública o privada, informarnos de lo que sucede, publicar nuestros perfiles profesionales... En definitiva, las redes sociales han sido y son excelentes herramientas para situarnos en esa maraña virtual en la que todo dios está y en la que, si no estás, no estás en ningún sitio.

Pero ¿qué pasa si estás en las redes sociales y sin embargo ya no estás en ningún sitio?

La semana pasada, en una red social de Networking, me encontré con el perfil profesional de un chaval de mi pueblo. La propia página me sugería que tal vez lo conocía, por si quería agregarlo como contacto. Podía ver su red profesional, su CV, sus datos...

"Desde 2006 hasta la actualidad estoy trabajando en tal o cual empresa..."

"Busco mejorar esto y lo otro..."

"Me gustaría trabajar en tal o cual sector..."

"Soy una persona dinámica, con capacidad de trabajo en equipo..."

...

La realidad es que el chaval lleva muerto y enterrado dos o tres años.

Y la foto que él mismo puso en su perfil sigue ahí colgada, ajena a las circunstancias que provocaron que su rostro se volviera enjuto y demacrado, ajena a los meses de hospital, de tratamientos agresivos, ajena a su muerte y al dolor que supuso su pérdida entre los que le rodeaban.

Su foto sigue ahí colgada, en una suerte de limbo social encuadrado en un perfil que él mismo diseñó a su medida, pretendiendo vender su moto y ofreciendo su mejor imagen buscando lo que todo el mundo busca, que no es otra cosa que prosperidad, calidad de vida y desarrollo personal y profesional. Esa foto que está en ese perfil que está enlazado a ese correo electrónico, al cual seguramente aún siga recibiendo mensajes, publicaciones, incluso SPAM, esos lugares virtuales cuya contraseña de acceso sólo conocía él, y por tanto, sólo él tendría potestad para modificar o anular. Y sin embargo, él ya no está, y las redes sociales se resisten a que la información contenida en ellas se disuelva en el olvido. Todo lo contrario, mantienen ese estatus de permanencia atemporal, cuya cota máxima de expresividad queda reflejada en la frase hasta la actualidad.

Y siguen extendiendo sus tentáculos a base de Tags, de etiquetas asépticas que entrelazan los perfiles del limbo social con los nuestros, los perfiles vivos de las personas que nos esmeramos en modificarlos o añadirle contenidos.

Porque estaremos de acuerdo en que las redes sociales fallan precisamente en ese aspecto: la imposibilidad que los usuarios tenemos para morir de ellas. Desaparecer de ellas. Las personas tenemos fecha de caducidad, y también lo deberían tener nuestros perfiles de las redes sociales. No quisiera encontrarme con la tesitura de tener que elegir la foto con la que querer aparecer, de aquí a la eternidad, en mi perfil de Guadalinfo, Facebook, Twitter, Tuenti, Linkedin, Xing, Blogger, Buzz, Viadeo, Myspace, o la red que sea. Porque la única diferencia entre la foto que aparece en tu red social y la que aparece en el nicho de un cementerio es que la primera es elegida por uno mismo, y sin embargo la del nicho la eligen los familiares. Porque uno no se para a pensar o a decidir qué foto quieres que aparezca en tu nicho, para que cuando la gente pasee por las calles del camposanto pueda reconocerte y recordar historias de cuando vivías. Supongo que uno antes de morir no se para a pensar en eso. Y sin embargo, ahora das una vuelta por ese catálogo de personas que son las redes sociales, y cuando te encuentras con el perfil de un conocido ya fallecido, te planteas que algo no está del todo bien. Algo falla.